¿Cuántas veces hemos hablado sin saber de lo que se hablaba?¿Cuántas veces hemos creído que sabíamos algo de lo que en realidad no teníamos ni idea?¿Cuántas veces nos han hecho callar con argumentos indiscutibles?.
Parece que el Hombre, al menos occidental, tiende a discutir de todo aquello que tenga en su cabeza, independientemente del conocimiento que tenga de lo mismo. Rebate sin dudar hasta la saciedad y, cuando ya no tiene forma alguna de parar las embestidas de los informados, comienza con los insultos y las humillaciones. En psicología seguramente que es algo que tienen bien estudiado y diagnosticado, si es producto de algún tipo de trauma o complejo. Yo, que carezco de unos estudios específicos en psicología, tengo que aguantar este tipo de comportamientos sin caer en su misma estrategia, no puedo dejar que la conversación derive hacía una competición en brusquedad, hay es donde entra la indiferencia y, me he dado cuenta de que estas personas no soportan que no se les tenga en cuenta, no soportan no ser el centro de atención, no llevar la razón y no tener el mando. Por esto me he preguntado qué ocurriría si no se diera notoriedad a los actos criminales, si no fuesen noticias que informar públicamente, si no se revelasen las pretensiones, los orígenes, los métodos y toda la burda parafernalia que rodea a estos individuos.
Muchos estaréis pensando que la colaboración ciudadana ha sido imprescindible para atajar numerosos actos delictivos, pero bien es verdad que nunca ha habido una unánime indiferencia hacía estos terroristas, de manera que nadie pudiese reconocer sus hechos, vitorearles o hacerles paseillo. Parece claro que la publicidad gratuita es algo que persiguen sin cesar, la mayoría tienen sus propias plataformas, pero lo más solicitado está en los medios de comunicación de masas y es ahí donde se les podría hacer daño, no dándoles mala imagen, sino no dándosela. ¿Cuál sería entonces su reacción?; ¿se sentirían atacados?, seguramente sí, y probablemente intentarían cometer alguna atrocidad difícil de no publicar, entonces ya habríamos encontrado sus verdaderas razones de existir, su debilidad y por lo tanto, la manera de acabar con ellos.
Parece que el Hombre, al menos occidental, tiende a discutir de todo aquello que tenga en su cabeza, independientemente del conocimiento que tenga de lo mismo. Rebate sin dudar hasta la saciedad y, cuando ya no tiene forma alguna de parar las embestidas de los informados, comienza con los insultos y las humillaciones. En psicología seguramente que es algo que tienen bien estudiado y diagnosticado, si es producto de algún tipo de trauma o complejo. Yo, que carezco de unos estudios específicos en psicología, tengo que aguantar este tipo de comportamientos sin caer en su misma estrategia, no puedo dejar que la conversación derive hacía una competición en brusquedad, hay es donde entra la indiferencia y, me he dado cuenta de que estas personas no soportan que no se les tenga en cuenta, no soportan no ser el centro de atención, no llevar la razón y no tener el mando. Por esto me he preguntado qué ocurriría si no se diera notoriedad a los actos criminales, si no fuesen noticias que informar públicamente, si no se revelasen las pretensiones, los orígenes, los métodos y toda la burda parafernalia que rodea a estos individuos.
Muchos estaréis pensando que la colaboración ciudadana ha sido imprescindible para atajar numerosos actos delictivos, pero bien es verdad que nunca ha habido una unánime indiferencia hacía estos terroristas, de manera que nadie pudiese reconocer sus hechos, vitorearles o hacerles paseillo. Parece claro que la publicidad gratuita es algo que persiguen sin cesar, la mayoría tienen sus propias plataformas, pero lo más solicitado está en los medios de comunicación de masas y es ahí donde se les podría hacer daño, no dándoles mala imagen, sino no dándosela. ¿Cuál sería entonces su reacción?; ¿se sentirían atacados?, seguramente sí, y probablemente intentarían cometer alguna atrocidad difícil de no publicar, entonces ya habríamos encontrado sus verdaderas razones de existir, su debilidad y por lo tanto, la manera de acabar con ellos.
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