La red está llena de páginas, anuncios y Power Points de recuerdos. Parece inevitable no echar la vista atrás y que no nos salga a relucir la morriña. No es extraño, muchos han sido los inconformistas que anhelaban aquella supuesta época dorada ya pasada. En el caso de la juventud, así es, por mucho que uno no quiera, no se es joven eternamente. Entiendo lo que se quiere decir cuando uno se siente joven, eso mismo, se siente joven porque ya no lo es y, como ya no lo es, por mucho que quiera no puede hacer, pensar y decir todo lo que hacía, pensaba y decía cuando tenía una veintena de años menos; Entre otras cosas porque los años no pasan en balde, el tiempo en el que transcurre nuestra vida es como un paisaje en el que nunca volvemos a ver las mismas cosas con los mismos ojos. Las visiones idealistas van quedando nubladas por las responsabilidades crecientes, que impiden, en la mayoría de los casos, continuar llevando nuestra ideología más utópica a cabo. Los botellones dejan paso a las finas copas de champagné, los porros a los paquetes de Winston o los parches de nicotina, los vaqueros rotos a los trajes de marca, los "bocatas" en el suelo y los menús del día a los restaurantes de más tenedores, los viajes en autobuses baratos a los de clase supra o el vehículo grande y propio y, los colegas a los hijos y nietos. Todo en la vida cambia y nos encontramos en situaciones que nunca nos imaginamos, nos convertimos en personas más pragmáticas y frías, más lejanas, menos humanas. Pero esto vuelve a cambiar cuando llegamos a una edad ya más que madura; Es entonces cuando miramos hacía atrás y recordamos aquello que tanto amamos pero que no fuimos capaces de aguantar; La comodidad nos envolvió, por ello, cuando uno ha terminado ese camino de responsabilidad y seguridad, intenta inculcar aquellos valores del principio, como algo propio, innato, natural al ser humano, aquello sin lo cual no serías lo que hoy eres, aquello sin lo que no hubieses disfrutado la vida lo suficiente, aquello necesario para ser tu mismo y para poder tomas las decisiones adoptadas que te han llevado a triunfar; ¡Qué ironía!
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